El inicio de un nuevo año es el momento perfecto para preguntarnos algunas cosas importantes: ¿Cuáles son nuestros objetivos para el 2018? ¿Cómo podemos profundizar nuestra fe católica? ¿Cuánto peso puede levantar su sacerdote?
Esa última pregunta no es tan absurda como parece. Por supuesto, la idea de que su sacerdote levante 135 libras y que pueda hacer 10 repeticiones antes de la misa puede parecer peculiar…pero ¿por qué?
Los sacerdotes son seres humanos, y aunque la fe y la espiritualidad son las piedras angulares de una buena vida, también lo es un cuerpo fuerte y saludable. Entonces, sí, muchos sacerdotes entrenan y comen bien. Considera este propósito de Año Nuevo: sigue su ejemplo.
“Hago ejercicio de dos a tres veces por semana”, dice el reverendo monseñor Douglas Cook, pastor de Nuestra Señora del Monte Carmel. “Para mí, hacer ejercicio me ayuda a mantener la flexibilidad y evitar problemas de espalda. Hago ejercicios cardiovasculares, y después hago ejercicios que me ayudarán a evitar problemas”.
No es importante qué tipo de ejercicios hace el monseñor Doug para mantenerse en forma. Más bien, es el hecho de que él lo hace de manera consistente, una tarea difícil para alguien tan ocupado, y es la forma en que se toma el tiempo para algo tan importante.
“Lo que realmente me ayuda es apreciar y cuidar todos los dones que Dios me ha dado, y eso incluye mi cuerpo”, explica. “Para mí, el mantenerme activo promueve la gratitud y el buen cuidado de nuestra salud y nuestros cuerpos…No somo abstractos, somos seres espirituales –pero todo es parte del mismo paquete: músculos, nervios, articulaciones. El poseer un cuerpo al que debo mantener en forma me ayuda a darme cuenta de mis límites, que no puedo hacerlo todo. Y nos da a todos nosotros una mayor apreciación de lo que Dios puede hacer en nuestras vidas, más allá de nuestras limitadas capacidades”.
Los múltiples beneficios del ejercicio están bien documentados. Estos son algunos: Mantenerse en forma reduce el riesgo de un derrame, cáncer del colón, diabetes y presión arterial alta. Además, un programa de ejercicios regular resulta en menos visitas al médico, al hospital y una menor necesidad de medicamentos.
Aunque monseñor Doug no practicó deportes en su juventud, se mantiene activo tras una resolución de Año Nuevo cuando tenía 30 años. Una nueva asignación en la Oficina de Servicios Canónicos requería que estuviese sentado en un escritorio la mayor parte del día. Temeroso por el posible aumento de peso, se comprometió a inscribirse en un gimnasio cercano durante seis meses.
Agrega, “hasta ese momento, nunca había entrado a un gimnasio. Ahora que hago ejercicio regularmente, me siento mejor y duermo mejor; me siento más cómodo con mi espalda y en general, me siento mucho mejor. Me gusta hacer ejercicio; le da a mi mente la oportunidad de relajarse. Y simplemente saber que estoy haciendo lo correcto ayuda a promover mi buena salud”.
Monseñor Doug se ejercita en Body Wise Fitness, en Costa Mesa (mybodywisegym.com). Gil Yurly, el copropietario del gimnasio (con su esposa, Laurel) lo conoce desde hace unos nueve años.
A diferencia de monseñor Doug, Yurly ha sido un atleta toda su vida. “Me encantan todos los deportes y jugué béisbol en la universidad”, dice. “Me encantaba levantar pesas como ayuda para otros deportes, y después del béisbol, me enganché con el fisiculturismo”.
Valió la pena. Yurly fue nombrado dos veces Mr. Natural California, como novato en 1992 y en la división abierta en el 2002. Su participación en el entrenamiento físico dio lugar al gimnasio Body Wise Fitness. La experiencia de Yurly, sin embargo, va más allá del entrenamiento.
“He trabajado con 23 sacerdotes, seis obispos y varios arzobispos de todo el país con mi programa para perder peso”, explica Yurly, miembro de la Catedral la Sagrada Familia. “La nutrición es el 60 por ciento de un estilo de vida saludable. La mayoría de las personas que desean perder peso solo con el ejercicio no obtendrán el éxito”.
Aún así, disfruta mucho ayudando a otros en su gimnasio.
Como cualquier actividad, encontrar el tiempo para hacer ejercicio es más fácil si se programan entrenamientos. Muchos hacen ejercicio sobre la marcha, con una caminata mientras responden a mensajes telefónicos, por ejemplo. Otros reducen las cosas triviales, como la televisión, y aquellos que eligen un entrenamiento que es agradable son mucho más propensos a seguir con la rutina.
Aquellos que recién empiezan deberían hacerlo lentamente. Empiece con una caminata de 10 minutos, o coma una ensalada en el almuerzo dos veces por semana. Celebre las pequeñas victorias y mantenga un registro de entrenamiento para tener un panorama general.
“Si pudiera dar un consejo”, dice Yurly, “es esto: establecer un objetivo relacionado a la salud –solo uno. Y sea consecuente en hacer lo necesario para alcanzarlo”.