GRAPEVINE, Texas (CNS) — Cuando la hermana Lucero Espitia miró alrededor del salón de actividades vio a personas que se parecían a ella.
Aunque la hermana de las Discípulas de Jesús de Aguascalientes, México, no vio a muchas otras religiosas consagradas vestidas de hábito como ella, sí vio unos 750 adultos jóvenes como ella animados mientras se sentaban para cenar con unos 150 obispos que asistieron al quinto Encuentro Nacional en Grapevine.
Compartiendo su perspectiva como hermana religiosa, ella dijo que se sentía animada y feliz al ver los obispos reuniéndose con los jóvenes.
“Ha sido enriquecedor para mí”, ella dijo, “ver las tantas realidades de los jóvenes que viven en cada una de las diócesis de esos (obispos). Se tiene que tomar en cuenta a los jóvenes. Ellos tienen ideas muy importantes, ideas muy brillantes. Sus preocupaciones son buenas; uno tiene que guiarlos, pero son buenos”.
El nuncio papal en Estados Unidos, el arzobispo Christophe Pierre, se sentó con el cardenal Daniel N. DiNardo de Galveston-Houston, el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, y con el arzobispo José Gómez de Los Ángeles, vicepresidente de la USCCB, durante el evento especial en el cual se presentó un grupo de discusión sobre la iglesia hispana y los adultos jóvenes latinos.
El obispo Jaime Soto de Sacramento, California, el obispo Alberto Rojas de Chicago, el obispo Edward J. Burns de Dallas y varios adultos jóvenes de todo el país que están involucrados en la pastoral universitaria y de adultos jóvenes formaron el grupo de discusión.
“A estos obispos se les ha confiado una misión muy fuerte e importante”, dijo la hermana Espitia al Texas Catholic Herald, periódico de la Arquidiócesis de Galveston-Houston. “Los obispos deben conocer a sus jóvenes porque ellos comparten estrechamente las necesidades y los pensamientos de todos los que están en sus diócesis y a veces no son tan visibles como las personas mayores, sin embargo, tienen preocupaciones fuertes y necesidades importantes que atender”.
El obispo Michael G. Duca de Baton Rouge, Luisiana, dijo que los jóvenes que se sentaron en su mesa eran honestos y estaban llenos de esperanza.
El reconoció algo incomodo al principio de la conversación que también se discutió por el grupo: de que muchos jóvenes católicos conocen a sus obispos solamente cuando son confirmados. Aún así, la conversación en su momento fluyó libremente en todas las mesas, las cuales obispos visitaron y compartieron en el diálogo.
Algunos preguntaron cómo se escoge a un obispo o cómo se escogen los párrocos, mientras que otros hablaron del tema de la crisis de abuso sexual y preguntaron cómo los obispos están manejando los problemas.
El obispo Duca encontró “preocupaciones y necesidades y deseos y esperanzas sorprendentemente similares” a pesar de las distancias geográficas de los lugares donde viven los jóvenes.
Él dijo que agradecía el encuentro con los jóvenes.
“Como obispo uno no puede estar en contacto con los jóvenes muy a menudo”, el dijo. “(El) puesto lo mueve a uno en cierta dirección. A veces uno tiene que apartarse conscientemente solo para estar en contacto con … muchos grupos de distintas edades. Así que este fue un momento para realmente apartarme de esas restricciones y realmente sentarme para tener tiempo con los jóvenes que están en la iglesia”.
Gabriela Karaszewski, quien estaba sentada al lado del cardenal DiNardo, dijo que se sentía “energizada” por la reunión con los jóvenes. En su mesa los jóvenes compartieron con el cardenal sus realidades. Uno de ellos eran un joven que está en Estados Unidos sin documentos y le expresó su gratitud al cardenal por sus esfuerzos para apoyar a los “Dreamers”, jóvenes que participan en el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia.
Karaszewski, directora de la Oficina de Jóvenes Adultos y Pastoral Universitaria de la arquidiócesis de Galveston-Houston, dijo que “este momento con los obispos y los jóvenes es el momento más emocionante de todo el fin de semana. Los jóvenes tuvieron el privilegio de sentarse con los obispos y creo que los obispos valoran el tiempo que estuvieron escuchándoles”.
Jeff Runyan, director de la división de misiones de Fellowship of Catholic University Students, dijo que la reunión les ayudó a los jóvenes a ver a los obispos de una manera más humana.
“Particularmente me conmovió esta noche cuando se nos pidió orar con los obispos y de hecho imponer nuestras manos en los obispos”, el dijo. “Creo que los propios obispos probablemente estaban sorprendidos. Cuando pienso en la iglesia primitiva y en los primeros cristianos no puedo evitar pensar que tal vez a ellos pedían orar de esa manera.
“Realmente necesitamos poder poner esas historias personales y esa oración personal con las realidades que nuestra iglesia está enfrentando hoy día”, él añadió.
Runyan, quien trabaja llevando a estudiantes universitarios en viajes misioneros, tanto locales como al extranjero, ve el trabajo de Dios moviendo la iglesia hispana y latina.
“Creo que Dios se está moviendo a través de todo y es muy animador ver y escuchar el lenguaje de la nueva evangelización” que se habla en la comunidad hispana, dijo.
Zulay Carvajal, del Southeast Pastoral Institute en Miami, habló durante la presentación del grupo.
“Fue excelente tener la oportunidad de sentarme con los obispos y los líderes que han estado caminando con nosotros todo este tiempo y realmente tener esta conversación donde ellos están realmente escuchando uno a uno”, ella dijo. “El hecho de que ellos crearan un espacio para nosotros fue sorprendente, se sintió muy bien”.
Ella dijo que fue inspirada por la reunión y animada porque “los obispos están pensando en nosotros”.
“Hay muchos jóvenes trabajando para traer a los otros jóvenes que no están en la iglesia, así que tenemos esperanza”, dijo.