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PRESTANDO ATENCIÓN AL LLAMADO DE LA VOCACIÓN

By KAREN MEEKS     8/25/2016

El padre John Moneypenny reconoció por primera vez su vocación para el sacerdocio en el tercer grado.

Nació y creció en el condado de Orange, Moneypenny dice que sus padres participaban en el ministerio de su parroquia y en la Escuela Católica San Juan Bautista en Costa Mesa, donde fomentó su interés en la vocación.

“Allí fue donde se plantó la semilla de mi vocación”, dice Moneypenny, que se convirtió en director de vocaciones de la Diócesis de Orange en el 2012. “Los sacerdotes de la parroquia y la directora jubilada, Sor María Vianney —ellos fueron una influencia para que yo contemplara el sacerdocio. Y mi madre, que era enfermera, también compartió conmigo ese espíritu de dar y servir”

Para los padres, la práctica de la fe puede ser la herramienta más importante en el reconocimiento y la comprensión del llamado de sus hijos, ya sea al tomar un mayor papel en la difusión de la fe o iniciar una vida de vocación.

“Los padres deben participar en su fe, una participación regular en la vida de la comunidad parroquial”, dice Moneypenny. “Creo que se muestra con el ejemplo. La fe es importante. No es algo que solo se hace los domingos, cuando practicamos durante una hora a la semana y después regresa al estante. La fe es una parte integral de lo que somos, y debemos practicarla todos los días al participar en nuestra parroquia. Si participan en el ministerio, eso será un ejemplo para los niños. Les dice: ‘Está bien que viva mi fe más allá de simplemente sentarme en los bancos’”.

En las escuelas católicas, se anima a los niños a que participen en los eventos religiosos a lo largo del año, y a menudo se les pide que tomen responsabilidades de liderazgo, ya sea hablar frente al público o utilizar sus talentos de otras maneras.

Los padres pueden fomentar esto al señalar que esos atributos servirían mejor a Dios, dice Moneypenny.

“Se trata de encontrar sus propias habilidades en el contexto de la fe y estimular los talentos y las fortalezas en ese contexto”, explica.

Alrededor del cuarto grado, se lleva a cabo un día de oración en la vocación en el que se invita a los niños a pasar tiempo con las mojas y sacerdotes y preguntarles acerca de su vocación, agregó.

“Se trata de plantar la semilla de la vocación en los niños, dice Moneypenny.

Los años de secundaria también son un buen momento para que los padres hablen con sus hijos sobre su futuro, indica la hermana Kit Gray.

“Al igual que muchas otras cosas durante el desarrollo del niño, hable con sus hijos, señale las cosas y haga preguntas”, dice Gray, quien encontró su llamado a la hermandad en la escuela secundaria, donde conoció a maestros que inspirarían su decisión de llevar una vida de vocación.

La hermana Gray, quien acredita la participación de sus padres en la fe por su vida religiosa, también sugirió que los padres lean libros a los niños sobres héroes, heroínas y personajes de la iglesia, para que puedan apreciar las distintas trayectorias de las personas y fomentar una conversación sobre la vocación.

En última instancia, cómo los padres se acercan a la fe es como los niños determinarán su futuro en la fe, señaló la hermana Gray.

“Los padres deben de contar con un sentido profundo de que nuestro bautismo nos llama a la santidad y al servicio”, dice. “Somos parte del cuerpo de Cristo, y parte de esta familia de Dios, y lo que hacen es ayudar a nuestro mundo, nuestra iglesia y a los demás. Dios nos ha dado dones únicos para hacer eso. Se trata de fomentar esto en sí mismos”.