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RECIBIENDO LA CENIZA

¿DE DÓNDE VIENE TODA ESA CENIZA NEGRA ATERCIOPELADA QUE TERMINA COMO SÍMBOLO DE LA CRUZ EN NUESTRA FRENTE?

By PATRICK MOTT,
EDITOR, ORANGE COUNTY CATHOLIC     2/9/2016

Cada año por estas fechas, miles de fieles católicos de la Diócesis de Orange toman tiempo del miércoles para asistir a su parroquia local y participar en una celebración que tiene sus raíces en los tiempos del Antiguo Testamento y su primera manifestación “moderna” fue hace casi 1,300 años —la imposición de la ceniza.

El Miércoles de Ceniza, el inicio tradicional de los 40 días de la Cuaresma, establece uno de los signos externos de la iglesia más visibles de la fe, cuando el sacerdote o ministro designado sumerge su mano en un pequeño recipiente que contiene una ceniza fina y aterciopelada e inscribe una cruz en la frente de la congregación.

La mayoría de católicos practicantes saben que las cenizas representan la mortalidad y la penitencia; un recordatorio de que nuestra vida terrenal es finita y que la Cuaresma es un tiempo de dolor por los pecados y el consiguiente arrepentimiento. Y esa cruz profunda de ceniza negra en la frente sirve como un símbolo de esto para el mundo más allá de las paredes de la iglesia.

La mayoría de católicos practicantes también saben que las cenizas provienen de las hojas quemadas de palma de las celebraciones del Domingo de Ramos del año anterior. Pero es casi seguro que desconocen el proceso. ¿Cómo es exactamente que las hojas de palma se convierten en ceniza y llegan al pequeño recipiente que tiene el sacerdote en la mano? ¿Será que cada parroquia corta varias ramas de las palmeras en el patio trasero de la iglesia, acumulan las hojas por todo un año, hacen una pequeña hoguera en algún momento después de la Navidad, recogen las cenizas y luego dedican más tiempo para moler las cenizas para lograr la consistencia necesaria para producir los cientos de cruces negras para tantas frentes?

La respuesta, en casi la mayoría de los casos es: no, así no lo hacen.

“Algunas personas intentan crear sus propias cenizas, pero muchas veces no vale la pena tanto esfuerzo”, dice Mike Cotter, presidente de Cotter Church Supplies, que opera una cadena de cinco tiendas de suministros religiosos en toda California. “No es tan simple como quemar hojas y colocar las cenizas en la frente de las personas. Realmente se necesita moler la ceniza hasta convertirla en polvo, de lo contrario tiene una textura granulada con muchos trozos de residuo, y no se adherirá a la frente tan bien, verá como la ceniza se desmorona sobre la nariz y por todas partes”.

La mayoría de las iglesias, explica Cotter, optan por comprar las cenizas en su negocio. Cotter, y otros minoristas en todo el país, venden la ceniza en bolsas de plástico selladas, y una pequeña cantidad rinde muchísimo, Cotter vende una bolsa de cenizas destinadas a ungir la frente de 1,000 personas por $13.75.

Sin embargo, Cotter y los otros minoristas no producen las cenizas. “Puedo pensar en solo dos lugares que ofrecen cenizas”, dice Cotter. Uno, indica, se encuentra en Minnesota. El proveedor de Cotter se encuentra en Texas, pero se negó a explicar los pormenores de la operación, citando que va en contra de las políticas de la empresa.

Cotter comienza a promocionar la venta de las cenizas “desde la primera parte del año”, dice, “y los clientes hacen sus compras dependiendo en que mes se celebrará el Miércoles de Ceniza. El producto no es perecedero, así que tenemos un buen inventario con el que podemos responder a los clientes que llaman en el último minuto”.

Las hojas de palma para el Domingo de Ramos son un tema aparte. Los proveedores entregan las hojas frescas en camiones refrigerados, explica Cotter, “y tenemos que hacer las entregas, como jugando tiro al blanco, justo a tiempo para que las parroquias las reciban a tiempo para el Domingo de Ramos”.