Si usted es como yo, el día después de Navidad siempre ha marcado el final de la temporada navideña. Si el árbol no está en la acera para la recolección de basura el día después de Año Nuevo, siento que ya estoy atrasado. Y admito que me siento un poco triste cada año cuando vuelvo a guardar los recuerdos de la temporada.
Navidad, sin embargo, no se trata de un solo día. Es una temporada, como señaló el obispo Vann en su columna en la edición de la semana pasada de la revista OC Catholic. Se nos recordó sobre esto cuando regresamos a misa y encontramos que el árbol de Navidad y el Nacimiento todavía estaban en su lugar, después de semanas que el nuestro ya estaba de regreso en cajas.
En segundo lugar, solamente después de la Pascua, la Navidad es una de las temporadas más importantes del año litúrgico. No inicia el día después de Halloween, como los comerciantes quieren hacer creer. Comienza con las misas de la vigilia el 24 de diciembre, y este año, continuará hasta el 9 de enero, en la fiesta del Bautismo de Jesús.
Así que de esta manera es como muchos de nosotros engañamos a nuestro ser espiritual: Nos preparamos para el día de Navidad durante el tiempo de Adviento, las cuatro semanas anteriores a la Navidad. Entre ir a confesión, encender las velas de la Corona de Adviento y la preparación de los nacimientos en nuestros hogares, pasamos todo un mes preparándonos. A continuación, la mayoría de nosotros celebramos por solo un día con misa y reuniones familiares, y después continuamos con la siguiente celebración –Año Nuevo. De este modo, y, de hecho, ¡nos perdemos de la Navidad!
El día de Navidad fue solo el comienzo. Durante los 12 días de Navidad, los católicos celebran a San Juan Evangelista, la Sagrada Familia, la fiesta de los Santos Inocentes, la Solemnidad de la Santa Madre de Dios, la Epifanía y el Bautismo de Nuestro Señor. La temporada navideña está llena de inspiración –que la Iglesia nos regala– y nos perdemos todo esto si no volvemos a misa para celebrar cada una de estas fiestas importantes, y después debemos seguir visitando cada semana para prepararnos para lo que viene.
La belleza del año litúrgico católico es la manera en que nos prepara para cada temporada. Antes de darnos cuenta, la Cuaresma y la temporada de Pascua estarán aquí. Si nos sumergimos en la temporada navideña, y verdaderamente celebramos todo lo que representa, el significado de las siguientes temporadas también tendrá un mayor significado espiritual.
Así que, ¡feliz Navidad!