Es notable al salir por la mañana de la Misa del domingo ver cómo muchos de nosotros olvidamos todo acerca de la bondad y humildad tan pronto como estamos en nuestros vehículos. No puedo contar las veces que casi he chocado con otros feligreses, mientras manejamos de prisa para salir del estacionamiento.
Esto plantea la pregunta: Si la devoción a nuestra fe duración de una hora a la semana o menos, ¿cómo podemos estar viviendo realmente la palabra de Dios? “Actos de Fe,” destacados en este tema, se refieren a esa preocupación.
El escritor Larry Urish ofrece ideas sobre las diferentes maneras en que podemos vivir como Católicos más allá de la Misa del domingo, a medida que desarrollamos nuestra espiritualidad y servimos a nuestra comunidad.
Muchas veces, simplemente llegar a la Misa Dominical requiere tanta energía como la que tenía para dar. Sin embargo, incluso cuando mis tres hijos eran pequeños y traviesos, serví como ministro de la Eucaristía o lector en la Misa del domingo, participé en retiros de fin de semana y colaboré con los grupos de estudio de la Biblia. Al igual que muchos otros he descubierto que la oración, el culto, el voluntariado y las donaciones filantrópicas incluso fueron más allá del sacrificio momentáneo para profundizar mi devoción.
Las fuerzas incesantes de este mundo nos obligan los siete días de la semana a ser creativos en la apropiada oración diaria de nuestras vidas agitadas: Una madre ocupada me dijo que reza varias decenas del rosario mientras conduce a sus hijos a la escuela. Otros dicen sus oraciones de la mañana, tan pronto como abren los ojos, antes de levantarse de la cama.
Como se señala en la historia, haciendo una pausa para compartir un momento de silencio para escuchar lo que el Señor nos está diciendo puede tener un efecto poderoso. En lugar de querer acoplar nuestra espiritualidad en unos escasos 60 minutos del domingo, la oración y el estudio nos puede hacer mejores Católicos y mejores personas.
Comprometiéndonos a servir a nuestra parroquia, la Diócesis de Orange y nuestras comunidades pueden requerir tiempo, energía y sacrificio, pero cosechamos muchos beneficios para nosotros mismos, al tiempo que practicamos lo que predicamos de nuestra fe.
En estos días, mi hija y yo somos voluntarios en School on Wheels, dando tutoría una vez por semana, a niños sin hogar. Muchas veces es difícil y desafiante. Sin embargo, como la historia menciona, Dios nos llama a la acción. Nuestra respuesta nos ayuda a crecer en nuestra relación con Él, en el servicio a Su palabra y Su pueblo.