Una hermana se estaba recuperando de una enfermedad a principios del 2016 en la Residencia Regina, el hogar para jubilados de las Hermanas de San José en Orange, cuando sintió cierta inquietud.
Para la hermana Eileen McNerney, ese tiempo se convirtió en meses de trabajo de amor que, en noviembre, dio lugar a la publicación de un libro que detalla una historia fascinante y poco conocida, relacionada al bombardeo de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941.
Por un poco más de un año después del infame ataque que sumergió a los EE. UU. en la Segunda Guerra Mundial, cuatro monjas de las Hermanas de San José de Orange, que se encontraban en trabajo de misión en las Islas Salomón, quedaron atrapadas tras las líneas enemigas.
Su experiencia, por momentos desgarradoras, y que culminó con un rescate de alto riesgo por un submarino de los Estados Unidos el 1 de enero de 1943, después de pasar nueve meses escondidas en las montañas de la isla de Bougainville, se detalla en “Atrapadas en el paraíso: Monjas católicas en el Pacífico Sur 1940-1943”.
El libro se basa en los diarios de la hermana Hedda Jaeger, quien periódicamente enviaba por correo despachos escritos a mano a los superiores en Orange.
En el 2012, McNerney se enteró de la existencia de los diarios, mientras ayudaba a compilar un libro que marca el 100 aniversario de las Hermanas de San José en Orange.
Mientras se recuperaba en la residencia Regina, McNerney empezó con el club de lectura ‘Jungle Journal’ en marzo del 2016.
Todos los viernes, alrededor de 30 monjas jubiladas se reunían y escuchaban a McNerney, con la ayuda de la hermana Rebecca Rodríguez, para leer cerca de 10 páginas de los diarios.
Me pareció que las monjas mayores disfrutarían de los diarios porque conocían a estas cuatro hermanas mejor que yo”, indicó McNerney, de 77 años y que ha sido monja por unos 60 años. “Algunas de ellas no pueden ver, algunas son sordas, y algunas necesitan ayuda para moverse”.
Durante las lecturas semanales, las hermanas –una de hasta 102 años– disfrutaban de galletas de coco y otras delicias del Pacífico del sur.
Las participantes del grupo de lectura aprendieron a rezar en ‘inglés pidgin’ –lo que las cuatro monjas utilizaron en el Pacífico Sur, a veces, durante su trabajo misionero, que incluía la enseñanza, atención sanitaria, y mucho más.
McNerney dice que el grupo de lectura resultó ser un éxito tan grande que las hermanas solían preguntarle: “¿Esto se va convertir en un libro?”
En junio, McNerney solicitó las habilidades de edición de su hermana, Maureen McNerney Habel, para ayudarla a convertir los diarios en un libro, que comienza con el viaje en barco de tres meses de las hermanas a la pequeña isla de Buka, separada de Bougainville por un canal.
Junto con la hermana Hedda, oriunda de Dakota del Norte, las otras monjas que terminaron en la clandestinidad después de que estalló la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico –de 35 a 50 años en el momento– fueron Irene Alton, de Huntington Beach; Isabelle Aubin, de Massachusetts; y Celestine Belanger, de Ontario, Canadá.
Las hermanas Hedda e Irene eran enfermeras, y las hermanas Isabelle y Celestine maestras.
Después del bombardeo de Pearl Harbor, se les advirtió a las monjas que se fueran, pero no lo hicieron.
Como señala McNerney: “Un pastor no abandona a sus ovejas”.
Aunque ninguna de las cuatro hermanas fue herida o tomada como rehén durante los meses de clandestinidad (algunos de los sacerdotes y mojas maristas fueron asesinados por los japoneses en la cercana Guadalcanal), como estadunidenses estaban en peligro. Y las condiciones de vida dejaban mucho por desear.
“Atrapadas en el paraíso” está entrelazada con momentos cómicos, como cuando las hermanas persiguieron a ciempiés con un palo.
“Tenían miedo a morir por los ciempiés”, dice McNerney.
O cuando la hermana Irene, sin entrenamiento formal en odontología, extirpó el molar de un obispo con la ayuda de la hermana Isabelle, quien hablaba francés y tradujo las instrucciones a la hermana Irene de un pequeño libro de odontología en francés que encontraron:
Con un toque diestro, Sor Irene logró sacar una muela de tres raíces en el primer intento. Aunque el paciente sudaba, ni siquiera hizo una mueca de dolor. Los nativos miraban en silencio tenso, y después aplaudieron y rieron cuando se levantó el diente triunfalmente entre las pinzas.
El libro también está teñido con el temor que sentían las monjas –lo más fuerte fue cuando vieron los buques de guerra japoneses que anclaron en el puerto– y escenas conmovedoras, como cuando la hermana Irene se entristeció después de presenciar un nacimiento en el que no sobrevivió el bebé.
La hermana Irene también contrajo la potencialmente fatal malaria cerebral, pero se salvó por la medicina que le administró un médico australiano. Estuvo gravemente enferma por cerca de seis semanas.
A pesar de su temor de ser descubiertas por los japoneses, y las tribulaciones, probablemente la línea más negativa del libro es:
Las cosas no se ven muy alentadoras en este momento.
La parte más espectacular de “Atrapadas en el paraíso” es el relato del rescate de las hermanas en submarino, y su regreso a casa:
El horizonte de San Francisco nos asombró de tal manera que las simples palabras no alcanzan para expresarlo. Todo lo que apreciábamos parecía estar envuelto en ese marco de niebla. Queríamos abrazarlo.
Sorprendentemente, después de la guerra, las cuatro hermanas regresaron para continuar con el trabajo misionero en el Pacífico Sur –la hermana Irene lo hizo por otros 23 años.
“Creo que sentían mucho fervor y compromiso”, dice McNerney.
McNerney, quien es miembro de la mesa directiva del Hospital Mission en Mission Viejo, dice: “Atrapadas en el paraíso” contiene muchos temas que siguen siendo relevantes en la actualidad.
“Estamos aquí para cuidar unos de otros”, agrega McNerney. “Estas personas [los residentes de las Islas Salomón] estaban enfermos y sin educación, y necesitaban ayuda. Es todo lo que dice en Mateo 25”, expresa, refiriéndose a Mateo 25 35-36.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me disteis alojo; desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me atendieron; en la cárcel, y me visitasteis.
“Estas fueron las obras de misericordia corporales que estaban llevando a cabo”, dice McNerney de las monjas.
La recepción de “Atrapadas en el paraíso” ha sido buena, expresa McNerney, con más de 1,000 copias vendidas hasta la fecha.
Durante dos fines de semana recientes, McNerney y su hermana vendieron 200 libros a los feligreses de la Iglesia La Sagrada Familia en Seal Beach.
“Estamos muy contentos con la gran acogida que está recibiendo el libro”, dice McNerney.
“Atrapadas en el paraíso” está disponible en: csjorange.org; amazon.com y el Museo Bowers en Santa Ana (bowers.org). El costo es de $15.95. Los ingresos benefician al proyecto ‘The Soldiers’ Project’ en Los Ángeles, que proporciona servicios de salud mental para los veteranos de Irak y Afganistán, así como a los ministerios de las hermanas en Tijuana y El Salvador.