LA HERMANA CATALINA Bayardo, de la Congregación de las Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad fue una m-jer que se adelantó a los tiempos, y como si hubiese sido profético su trabajo.
Salió a las periferias de la Iglesia para trabajar con las parejas divorciadas y vueltas a casar, con parejas que vivían en unión libre y que después recibieron el Sacramento del matrimonio. Ella falleció el 23 de febrero del 2021 en la Ciudad de México, a los 93 años.
“La madre Catalina bebió su formación religiosa muy cerca de sus fundadores”, describió el padre Domenico Di Raimondo, Misionero del Espíritu Santo (MSpS) y director de la Casa de Oración en Orange. Sus fundadores fueron el padre Pablo María Guzmán y la señorita Enriqueta Rodríguez “Ella, como san Pablo, enrique ció el alma de mucha gente porque estuvo llena de amor por los pobres”, añadió.
El padre Domenico fue instrumento para que las hermanas Misioneras Eucarísticas de la Santísima Trinidad (MESST) llegaran al condado de Orange y la congregación en México aprobó que tuvieran un programa y una casa de formación en el sur de California.
La visión de la hermana Catalina era que ella misma y los laicos fueran a las zonas marginadas del condado para hablarles de cómo Dios estaba cerca de ellos aun cuando fueran personas divorciadas. Algo similar al pedido del Papa Francisco en este siglo.
En el vecindario de Jeffrey-Lynne, llamado “Tijuanita”, hacia el final de la década de los de los 90, no solo había parejas disfuncionales. La zona estaba repleta de pandillas y venta de drogas.
Sin embargo, fue notorio el cambio cuando la hermana Catalina y las parejas fueron a realizar su apostolado en dicho vecindario.
“Fue una mujer de avanzada”, resaltó el padre Domenico. “Haz de cuenta que ella vivió dos décadas antes de las palabras del Papa Francisco respecto a los matrimonios”.
FUE UNA MUJER BUENA “Mi hermana trató siempre de mantenerme a la altura en la cuestión religiosa para que yo fuera un cristiano que viviera una vida bonita y adecuada, siendo yo un médico”, dijo el doctor Alfredo Bayardo, de 95 años, herma no de la madre Catalina.
El doctor Bayardo, su hermana María de la Luz, decenas de feligreses de la Iglesia de San Bonifacio y miembros del Movimiento Familiar Cristiano celebraron el 24 de abril una misa para rendirle un respetuoso y sentido adiós a la hermana Catalina.
“Ella fue una mujer buena que hizo mucho bien”, consideró el doctor Bayardo, quien reveló a OC Catholic que él era el hermano consentido de la hermana Catalina.
“Ella y yo crecimos juntos; éramos los mayores de seis hermanos. Cuando a mi papá se le vinieron algunos problemas, ella y yo tuvimos que empezar a trabajar para ayudar a la familia…ella trabajó en un banco antes de irse como religiosa y yo estudié medicina y trabajé para enviarle dinero a mis padres y para que mis hermanos estudiaran”.
Alfredo y María de la Luz Bayardo, oriundos de Ahualulco, Jalisco fueron los padres de Alfredo, Catalina, Antonio, María de la Luz, Luis y Rodolfo. Uno es ingeniero, otro es licenciado y dos son doctores.
EVANGELIZADORA ESPECIAL
La hermana Catalina inició e impulsó el Movimiento Familiar Cristiano (MFC) en San José, California, y posteriormente en la Diócesis Católica Romana de Orange.
Ahora, es recordada ahora como una mujer de Dios “emprendedora, carismática y, por supuesto, una mujer de oración”.
“Ella tenía una forma especial para evangelizar y a hablar de Cristo con mucho amor, de igual manera para los niños, jóvenes y adultos”, dijo el diácono Freddy Hernández, actual guía espiritual del MFC, nombrado por el Obispo Kevin W. Vann. “Esa es la virtud que yo admiraba de ella”.
Hernández relató que Sister Catalina les había contado que su vocación a la vida religiosa había nacido desde su infancia, pero su llamado se hizo palpable cuando acudió a un Encuentro Mundial del Movimiento Familiar Cristiano en la ciudad de México.
“Este es mi llamado”, le dijo ella a los fieles de la iglesia San Bonifacio de Anaheim, según el diácono Hernández. “Ella sentía la necesidad de Dios en las familias, especialmente en los matrimonios, y nos fuimos a trabajar y evangelizar con las comunidades más difíciles, sobre todo en el barrio llamado Tijuanita [en Anaheim]; ella educaba con amor, como lo dice en su libro “Educar con Amor y Responsabilidad”.
En la celebración de la santa misa del 24 de abril, una pareja de esposos cercanos a Sister Catalina: Manuel y Laura Tafolla también recordaron con amor la huella imborrable que ella dejó en su matrimonio.
“Su empeño por trabajar con las famil-ias me dejó muy marcado”, valoró Manuel Tafolla. “Desde que la conocimos nos motivó a luchar por las familias y seguirá viva dentro de nosotros por su alegría, empeño y dedicación”.