Tonos de amarillo, azul y naranja se mezclaron en lo que una vez fue una pared de ladrillo rojo. Los colores se unen para representar una de las imágenes más veneradas del catolicismo.
El mural de la Escuela Católica San Anne en Santa Ana es obra de Fabian Debora, un expandillero que inició su viaje espiritual después de su segundo intento de suicidio.
“De niño todo lo que veía era trauma, abuso y negligencia”, dijo Debora, quien ahora es un artista de renombre. “No entendía que Dios estaba conmigo todo ese tiempo. Finalmente me di cuenta de que había algo más grande”.
Debora decidió cambiar una vida conflictiva de violencia en las calles del este de Los Ángeles por una carrera gratificante como artista. Hoy, su obra adorna lienzos, paredes y los costados de los edificios de Los Ángeles. Su arte es vibrante, colorido y a menudo refleja los problemas sociales y la identidad cultural.
Y en una mañana soleada en marzo, los estudiantes, padres y maestros de San Anne celebraron la presentación de la más reciente obra de Debora: un mural de Nuestra Señora de Guadalupe.
El mural se encuentra al costado de un edificio que bordea la entrada al estacionamiento de la escuela del kínder al octavo grado y ubicada en la calle Sycamore.
“Nuestra Señora nos recibirá todas las mañanas cuando lleguemos a la escuela, y nos bendecirá al irnos”, dijo la directora de San Anne, Sor Teresa Lynch.
El obispo Kevin Vann ofreció una bendición antes de que los estudiantes y los maestros cantaran “Inmaculada María”. Luego dejaron rosas al pie del mural recién pintado.
Las rosas simbolizan la conexión del mural con aquellos que pasan por allí todos los días, dijo Debora.
La dedicación permite que la comunidad se apropie del mural porque Nuestra Señora nos pertenece y le pertenecemos a ella”, señaló Debora.
El proyecto de Nuestra Señora de Guadalupe en San Anne comenzó después de que Sor Lynch llamó al padre Greg Boyle, fundador de Homeboy Industries en Los Ángeles, y le pidió ayuda para un posible mural. Boyle se acercó a Debora, quien trabajó en Homeboy Industries por más de una década en abogacía comunitaria y proyectos de arte público. El financiamiento para el proyecto Nuestra Señora de Guadalupe provino de una subvención de las Hermanas de San José en Orange.
La escuela San Anne está situada dentro de la comunidad hispana en Santa Ana. Debora dijo que quería que el mural reflejara la identidad de la comunidad.
“Pintar a Nuestra Señora de Guadalupe de tal manera que la comunidad pueda verse reflejada en la imagen es importante”, explicó Debora, quien nació en Texas de padres mexicanos. “Es un recordatorio de la lucha y el respeto que simboliza la imagen”.
El mural que representa a la patrona de las Américas está inspirado en un famoso mural de Nuestra Señora de Guadalupe pintado en 1973 por David López en la Avenida Mednick con la Avenida César Chávez en el este de Los Ángeles.
Debora y sus hijos —Fabian Jr., Andrew y Maya— pintaron el mural en San Anne juntos; trabajaron aproximadamente 26 horas en dos días. Era más que una oportunidad de terminar un proyecto juntos: era una oportunidad de aprendizaje para toda la familia, explicó Debora.
“Plasmamos nuestro amor y energía en el mural”, dijo Debora. “Intento que mis hijos colaboren conmigo en crear arte cada vez que puedo; esta fue una oportunidad para eso”.
Los murales social y culturalmente relevantes ayudan a transmitir educación y cultura a las nuevas generaciones, dijo Debora.
“Los murales siempre han sido una ventana a un ámbito diferente y un punto compromiso”, señaló Debora. “Al comprometer a mis hijos, los aliento a hacer preguntas: ¿por qué la Virgen María? ¿Por qué aquí en esta escuela y en este barrio?”
Debora dijo que espera que su mural inspire esperanza y redención para aquellos que caminan por allí todos los días.
“Siempre he considerado el arte como una herramienta de curación”, dijo. “El arte puede convertirse al acceso hacia una vida exitosa. Es un lenguaje y una forma de expresión que a menudo la minimiza la sociedad. El arte es sanador y puede ayudar a las personas durante tiempos difíciles”.
Debora descubrió el amor por el dibujo y la pintura cuando tenía seis años. Después de luchar contra la adicción y los problemas con la ley durante su adolescencia, intentó suicidarse dos veces, la segunda cuando corrió y atravesó la autopista I-5 en Boyle Heights.
“Fue solo por la Gracia de Dios que sobreviví”, dijo.
Debora entró a un programa de rehabilitación, buscó ayuda psicológica y volvió a comprometerse con su fe católica. Él comenzó a enfocarse en su trabajo de arte.
“El arte me ayudó a guiar mi travesía”, dijo Debora, quien en el pasado fue miembro de una violenta pandilla.
Hoy en día, el muralista con sede en Los Ángeles es un católico comprometido que se dedica como voluntario a enseñar artes a jóvenes encarcelados en centros de detención juvenil en todo Los Ángeles y adultos en cárceles estatales. Debora dijo que el arte desempeñó un papel importante al ayudarlo a navegar un camino positivo y gratificante en la vida. Él trabaja para ayudar a aquellos que una vez fueron como él a expresarse a través del arte y encontrar belleza en sus propias creaciones.
“Dios me bendijo con un don”, dijo. “Quiero compartir ese don con los demás”.